sábado, 23 de enero de 2010

La Fuerza del Destino

Te aborrezco, te odio, me hieres, me quemas, te amo. Eres el mal necesario que se adhiere a mi piel como si fueras un tatuaje inborrable que marca mi cuerpo y que causa estragos. Te repudio por ausentarte, por dejar lagunas en los pocos momentos que pasamos juntos. Te alucino por haberme inyectado con el fuego de tus besos y de tus caricias ardientes. Te sueño y generas en mi realidad un sin fin de confusiones porque recuerdo en la ilusión que sigues conmigo. Me envenenas con tu indiferencia pública, cuando en la privacidad me llenas de hermosas lunas llenas. Te maldigo en las horas angustiosas en las que espero la llamada prometida. Te bendigo cuando al fin apareces y me subes a la nube de la inmortalidad. Te extraño cuando ha pasado un año lleno de sabotajes y dulces trampas y llegas a rescatarme con tu delicioso sentido del humor. Te llamo para sentir un poco de compañía en medio de mi desolada vida. Te entierro cada vez que puedo y juro que jamás volverás a estar en mis oraciones. Te revivo cuando miro tu fotografía y me llena de recuerdo gratos. Te amo y eso dice todo, porque aunque no te he vuelto a ver, sé que en el instante en el que vuelvas a aparecer dejaré de odiarte y te amaré como la primera vez.

1 comentario: